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Desde tiempos inmemoriales y en todas las culturas, el alcohol se ha consumido ampliamente, generando innumerables "resacas" y diversos mitos y creencias locales sobre los mejores remedios para evitarlas o tratarlas.
Durante la antigua Grecia, la amatista, una piedra cuyo nombre proviene del griego "amethystos" que significa "prevención de la embriaguez", era arrojada en la copa o llevada como collar por los griegos al beber, para evitar la resaca.
En el antiguo Egipto, se solía ofrecer hojas de laurel a atletas, filósofos, etc., como remedio. Los egipcios llevaban collares de laurel para evitar enfermarse al día siguiente.
En el siglo XVII, un médico inglés había desarrollado una receta contra la resaca: las gotas de Goddard (o gotas cefálicas de Inglaterra). Tenían como objetivo tratar numerosas dolencias, incluida la resaca, y estaban compuestas por amoníaco, víbora seca y polvo extraído de un cráneo.
Cada país tiene sus propias soluciones, aquí hay un pequeño recorrido mundial por los remedios actuales contra la resaca.
En muchos países, los jugos de verduras o encurtidos son conocidos por sus efectos contra la resaca.
Así, encontramos el jugo de chucrut en Rusia, el jugo en el que se sumergen los pepinillos o el jugo de remolacha en Polonia, el leche de tigre en Perú (el jugo de la marinada de pescado seco) o incluso el jugo de nabo en Turquía.
Además, algunos países han desarrollado sus propias recetas.
Tenemos, por ejemplo, el Katerfrühstück en Alemania, que consiste en arenque marinado enrollado con pepinillos y cebollas.
También está el menudo en México (una sopa servida con chile picante y tortillas) o el leventa de muertos (un guiso de cerdo) en Bolivia...
Para los más valientes, en Hungría, la recomendación es una mezcla de aguardiente y excrementos de gorriones.
Finalmente, también existen técnicas más atípicas, como frotarse un limón debajo del brazo en Puerto Rico, dormir con calcetines empapados en vodka en Estonia, pegar cinta adhesiva en la frente en Vietnam o enterrarse en la arena en Irlanda.
En Francia, hay HANG-OVER, un suplemento dietético que ayuda en la metabolización del alcohol y reduce los efectos secundarios del consumo de alcohol.
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